15 de enero de 2010

Chillida poeta. Cuatro lecturas



I.

Acabo de descubrir al Chillida poeta, al artista que se confiesa a medio camino entre el "ya no" y el "todavía no", en ese tránsito perpetuo y ese ir no se sabe bien dónde que es el hecho de crear.

Con el asombro y la desorientación como punto de partida ("¿no será el paso decisivo para un artista el estar casi siempre desorientado?", dice), la mirada poética de Chillida a mí se me presenta como el talento de los que saben ver.

"Desde el espacio
con su hermano el tiempo
bajo la gravedad insistente
con una luz para ver como no veo.
Entre el ya no y el todavía no
fui colocado.
El asombro ante lo que desconozco
fue mi maestro. Escuchando su
inmensidad he tratado
de mirar, no sé si he visto" (Eduardo Chillida).

"No se ve sino lo que se tiene ya dentro del ojo.
Se ve bien teniendo el ojo lleno de lo que se mira" (E. Ch.).


II.

Ocurre a veces que la experiencia es una losa. Como poeta, me debo a mí misma (o eso creo) y me copio. Es un tema que me preocupa. Quizás por eso me llaman la atención las reflexiones de Chillida sobre este asunto. Para él, el asombro y la pregunta tienen más valor para el creador que la experiencia. Lo importante, nuevamente, es la mirada. Y su poder para conjurar el presente.

"No creo demasiado en la experiencia. Pienso que es conservadora. Creo en la percepción, que es otra cosa. Es más arriesgada y más progresista (...). El percibir actúa directamente en el presente, pero con un pie puesto en el futuro. La experiencia, en cambio, hace lo contrario: estás en el presente pero con el pie puesto en el pasado. Es decir, que prefiero la postura de la percepción y la pregunta. Soy un especialista en preguntas". (E. Ch.)

"El deseo de experimentar, de conocer, me hace con frecuencia llevar en mi obra una marcha discontinua, que a lo mejor se debe a que me interesa más la experimentación que la experiencia. También prefiero el conocer que el conocimiento". (E. Ch.).

"Lucho con las cosas, más quizás que para conocerlas,
para saber por qué no las puedo conocer.
Es decir, para conocerme" (E. Ch.).


III.

Hacer lo que uno no sabe hacer, he ahí el reto. Lo que merece la pena.

"El artista sabe lo que hace, pero para que merezca la pena debe saltar esa barrera y hacer lo que no sabe" (E. Ch.).

"Lo hice mejor porque no lo conocía
e iba cargado de dudas y de asombro" (E. Ch.).

"Lo que sé hacer, es seguro que ya lo he hecho" (E. Ch.).

"Para la mayor parte de los hombres
saber hacer algo es una maravilla,
es el único medio de realizar obras ¿perfectas?
Sin embargo creo que a poetas y artistas
les nace muerto todo aquello que sabemos hacer" (E. Ch.).


IV.

Porque el arte, así, dibuja el mundo.

"En una línea el mundo se une
con una línea el mundo se divide
dibujar es hermoso y tremendo" (E. Ch.).

"Con nobleza como la mar, no con malicia,
esfuerzo constante sin aparente fin.
¿Para qué sus blancas y tremendas luchas?
Así el arte, que no es refugio, sino intemperie
no orienta.
Quizás desorienta hacia delante.
El presente: lugar activo.
¿Actividad sin dimensión?
Nada es previsible desde que empieza hasta que
termina.
Como en la vida, todo se integra después
(ese es el tiempo muerto del pasado)" (E. Ch.).

Imagen del Peine de los Vientos, de Chillida, por Sonia Delgado Cortés

2 comentarios:

  1. Hola Ana:
    He localizado tu blog al que me uno. Muy interesante y enriquecedor lo que nos muestras. Me alegro mucho de leerte.
    Abrazo fuerte.

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  2. Gracias por pasarte por aquí, Nines. Y por tus palabras. Un beso muy grande.

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