27 de enero de 2013
El cordón umbilical de la tristeza
La fábrica y su puerta
Esta primera puerta
pintada está de rojo.
Por honda herida salimos
de las profundidades de una cueva,
de donde el amor, el asco o la costumbre
de dos obreros tristes nos fabrican
en una agotadora jornada de segundos;
salimos con defectos
estamos hechos de trozos
estamos hechos trizas
y estamos hechos
a veces tan deprisa,
que no dio tiempo a rasparnos la rebarba,
a definirnos bien...
a cortarnos del todo
el cordón umbilical de la tristeza.
(Gloria Fuertes, Ni tiro, ni veneno, ni navaja, Torremozas, 2012)
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