Mi
tercer novio,
el
que más quise, me desea
“todo
lo mejor” cada Año Nuevo.
Con
qué agargantamiento
yo
esperaba no hace tanto su esemese,
como
un haiku sin vocales destinado
a
volar desde su dedo a mis pupilas.
Con
qué aire,
con
qué satelital desplome
me
pitaba la sorpresa en el bolsillo
Ahora
mis palabras,
tan
pulgares,
le
devuelven prosperidad cívicamente.
Pero
omito, cuidadosa,
escribir
deseo, teclear su nombre,
decir
feliz.
No
sea que me acuse en su agudeza
de
una intención sutil como agravante
o,
aún peor,
de
alevosía literal.
(Ana Delgado Cortés, 2007)
No hay comentarios:
Publicar un comentario